Me lo encontré hace unos días en grupo con otros que sí fueron invitados. En otro momento de mi vida me habría molestado, me habría sentido ofendido. Pero ya peino canas. Y le entiendo perfectamente.
Déjame que te cuente qué tiene que ver esto con la gestión de equipos.
Hemos vivido muchos momentos juntos algunos muy buenos y algunos muy malos. Llega un momento en la vida en que estos últimos llegan. Y cuando toca, a mí me han enseñado que hay que estar. ¿Y en los buenos? Pensarás: “muy buen amigo no será cuando no te invitó a su boda” 💍
Depende.
En un mundo de recursos ilimitados probablemente me habría invitado a su boda. En ese universo paralelo donde puede invitar a todo el mundo que le apetezca no sólo me habría invitado a mí sino a mucha más gente ♾️
Seguramente, su actual mujer y él, echaron cuentas y dijeron podemos invitar a cincuenta personas. O veinticinco. O doce. Las que pudieran permitirse. Y entonces empezaron a poner a los “obligatorios” en la lista. Sus padres, sus hermanos, sus primos… Después los amigos de toda la vida, de los que se cuentan con los dedos de una mano. Y sus parejas 👩❤️👨
A medida que avanzaban y se acercaban al número de invitados empezarían a sentirse incómodos. ¿Invitamos a Juanito o a Paquita? Si invitamos al uno tenemos que invitar al otro. Ya pero si invitamos a los dos tenemos que invitar a sus parejas. Eso ya son cuatro personas 🙅
No diré que me lo imagino. He tenido esa conversación.
La cosa es que en un momento dado, las personas por encima de la línea reciben invitación y las que están por debajo no la reciben. Fácil y sencillo.
Yo estaba debajo de la línea 〰️
Esto mismo ocurre en los equipos a la hora de planificar el trabajo. La capacidad de un equipo es muy concreta. No hablo de horas, hablo de capacidad de sacar trabajo adelante. Planificar en base a horas es algo del siglo XX. Ya quedó atrás.
¿Verdad? ¿VERDAD? ⏳
Igual que mi amigo, en un mundo de recursos ilimitados, cada semana podríamos hacer todo lo que se nos pone por delante. Este proyecto con este cliente, este otro con aquel otro, un proyecto de investigación, formación para los empleados, labor comercial a tutiplén.
Show me the money 💰
Seguro que en tu cabeza viene rondando una duda: lo mismo no eres tan buen amigo suyo, ¿no? Probablemente en valor absoluto sí pero en valor relativo no.
Me explico 👇🏼
Antes ponía como criterio la pasta a la hora de priorizar a quién invitar o a quien no. Pero lo mismo el criterio de con quién quería compartir ese momento tan tribal de verdad era otro. Y ahí también me quedé fuera. Pero no porque no me considerase merecedor de ese honor, sino que no era TAN merecedor como otras personas.
Se prioriza de forma relativa, no de forma absoluta.
Y lo mismo pasa en los equipos. Cuando un manager plantea planificar con su equipo qué se atiende y qué no, la forma de priorizar es del tipo: esto es más urgente que esto, esto es más importante que esto otro. Así que unas cosas entran y otras nos.
Fácil y sencillo.
Y no pierdas de vista una cosa importante. El criterio que utilizas para definir qué entra es tan importante como la cantidad de recursos tienes a tu disposición. No es lo mismo priorizar por la urgencia de quien pide que priorizar por el impacto final de lo que entregas 🎁
No hay criterios que sean siempre EL mejor.
El problema es limitar tus criterios de priorización a la urgencia, los costes o el tiempo que te llevará. Todos los criterios tienen sus limitaciones y, seguramente, te lleven a hacer cosas que no mueven la aguja. Tu equipo estará muy ocupado pero sin generar ningún impacto.
Bueno sí, impacto en la cuenta de gastos… 📉
Si viviéramos en un mundo de recursos ilimitados, yo habría ido a la boda de mi amigo, pero eso es en el universo de al lado. En esta realidad, las empresas tienen tiempos limitados, pasta limitada, conocimientos limitados y empleados limitados.
Así que en algún sitio hay que poner la línea.
Por debajo de la línea, te quedas fuera de la boda.
Un abrazo, David.