Quizá hoy me ponga un poco sensiblero y espiritual. No por ello dejaré de contarte algo que es muy importante para la gestión de equipos.
Te voy a hablar de hablar de los elefantes 🐘
Pero antes déjame que te cuente que el otro día vi un vídeo de la hija de Jesús Quintero. Por si no lo conoces, te diré que fue un periodista y escritor español. Su obra maestra fue el programa de Canal Sur (una cadena andaluza) de título “Ratones coloraos”. También se emitió en la TVE como “El loco de la colina”. En Argentina se adaptó como “El Perro Verde”.
Y vaya si era raro 👽
Era un programa muy curioso porque lo mismo estaba entrevistando a Alejandro Sanz como a Antonio Escohotado como sacaba a dos tipos a los que les faltaba la mitad de la dentadura (y soy generoso en la cantidad). Y con cada uno de ellos era capaz de mantenerte enganchado a la pantalla.
Un auténtico showman.
El caso que el otro día vi una entrevista de su hija, Andrea Quintero, que ofreció una entrevista tras su fallecimiento. Y el vídeo empieza con una frase que no te va a dejar indiferente:
🎙️ Andrea empieza diciendo: “A mi padre le pesaba mucho considerarse un padre imperfecto”. Su siguiente frase no sólo me parece clave para la gestión de equipos sino para la vida, por su contenido y por cómo la dijo. Sigue Andrea: “A mi padre le pesaba mucho considerarse un padre imperfecto. Lo fue por supuesto. Y fue un humano imperfecto como todos”.
Se me quedó la sangre helada 😨
No tanto por la afirmación que a poco que peines algunas canas ya sabrás que tanto tú como yo somos humanos imperfectos. Lo que me impactó fue la sencillez y claridad de explicar una realidad que vivía que, a priori, puede parecer dura. No había en sus palabras reproche o resentimiento. Mi padre fue un padre y humano imperfecto.
No lo juzgo, lo observo 👀
En muchas situaciones del día a día, con los equipos, dedicamos mucho tiempo a discutir sobre los problemas, sobre si las cosas son blancas o negras, si son buenas o malas, a quejarnos de que el planeta gira alrededor del sol y que eso nos marea.
Perdemos el tiempo y la energía 🪫
Estos días he estado en una formación con una empresa sobre liderazgo de equipos en remoto y en un momento de la sesión, como me ocurre a menudo, mencioné una frase que se atribuye a Lao Tzu:
«La vida es una serie de cambios naturales y espontáneos. No los resistas, ya que eso solo crea tristeza. Deja que la realidad sea realidad. Deja que las cosas fluyan de forma natural en la dirección que prefieran.”
Suelo decir simplemente: let reality be reality 🤲
Si gastas tu energía en pelearte con la realidad no te quedará disponible para resolver las circunstancias que ésta te va a poner irremediablemente delante. Las cosas sencillamente son. De la misma forma que para Andrea su padre sencillamente fue un padre imperfecto.
Sin apegos. Sin rencor. Sin resentimiento 👼
En muchas religiones lo llaman aceptación. También se utiliza ese término, heredado de otras espirutualidades, en coaching en procesos de cambio. Para mí es fácil de identificar: es la paz interior de saber que algo es como es y estar tranquilo con ellos.
¡Ojo! No significa resignarse 🙅
En la resignación hay fricción, hay tristeza, hay pérdida. Resignarse no es aceptar. Resignarse es como una pataleta porque no te dejan pintar la pared porque se mancha pero de adultos. Te jode.
A menudo, cuando hablo de la aceptación, la gente me pregunta: entonces, ¿qué hacemos? ¿Nos quedamos con los brazos cruzados y vemos el mundo arder? Obviamente, la pregunta no nace de la aceptación.
Aceptar no tiene que implicar inacción.
Cuando hablo con personas que gestionan equipos y les digo que se aproximen a los problemas desde la aceptación, intento hacerles ver que cuando lo haces, dentro de ti se desbloquea una energía que antes estaba puesta en pelearse con la realidad 🤺
Muchos equipos tienen problemas y no se habla de ellos. Hay un elefante “escondido” en la sala del que nadie habla. Tenemos miedo a poner los problemas claros sobre la mesa. Sin apego, desde la aceptación. Muchas veces la labor de un buen manager pasa por juntar al equipo y decir:
“Houston, tenemos un problema”. Sin apego. Desde la aceptación.
Casi me atrevería que se puede hacer desde el mimo y el cariño al problema. Abrazarlo para entenderlo. Pero supongo que Lao Tzu me diría que si hay deseo no hay paz interior.
Supongo que no soy un ser de luz.
¿Y tú?
❓ ¿Qué situación que no estáis aceptando?
❓ ¿Con qué parte de la realidad os estáis peleando?
❓ ¿Cómo sería ese problema si lo ves como algo que sencillamente es?
El siguiente paso una vez todos vemos el elefante es sencillamente preguntarse: Y ahora que todos lo vemos, ¿qué queremos hacer con esto?
Un abrazo, David.