Hoy he vuelto a invitar a mi madre a la newsletter y quiero contaros una pequeña historieta de cuando vivía en mi zulo pisito de recién independizado.
Va de limpieza pero también de gestión de equipos.
Vengo de un contexto donde me lo dieron todo hecho. No lo juzgo, lo constato. Mi madre trabajaba en casa mientras mi padre se partía el lomo (no literalmente, que trabajaba en una oficina) de sol a sol para traer el pan a casa.
No era fácil, siempre he sido de buen comer.
🚲 Vicisitudes del destino mis hermanos y yo nos independizamos de nuestros padres cuando yo tenía 17 años. En plan guay, nada de portazos al salir de casa ni eso. Aprendí a cocinar, a limpiar la casa, a tender la ropa, poner lavadoras… todo eso que antes mágicamente se hacía “solo”. (Gracias mamá 🫂)
Pero éramos tres para mantener una casa. My sis, my bro y yo 👧👦👶
Algunos años después, y con varias mudanzas de por medio, terminé en un pisito de apenas 26 metros cuadrados. Lo suficiente para albergarme a mí y a dos bicicletas.
Y ya no éramos tres, así que lo hacía yo todo. Las bicicletas sólo estorbaban.
Los fines de semana visitaba a mis padres y echaba el rato con ellos, comíamos juntos y charlábamos. Le contaba temas de curro y de amigos pero también hablábamos de la casa 🏠
Ojo, que se avecina frasecita de madre.
Cuando le contaba a mi madre lo atareado que era mantener la casa limpia me dijo algo importante. Hablando sobre limpiar el suelo, mi madre me soltó una que aún a día de hoy me ayuda a organizarme en lo personal y en lo profesional.
📝 “Más vale un buen barrido que un mal fregao”. (Gracias mamá 🫂)
Es una frase que habla de muchas cosas distintas y las voy a enlazar con la gestión de equipos. Sobre todo con temas de la malentendida productividad y la gestión de la capacidad de trabajo del equipo.
Por partes.
Yo lo he hecho, fregar sin barrer. No lo hagas, es una guarrada. Parece que todo queda limpio pero no. Intentar alcanzar un resultado premium dedicándole un tiempo de tarifa free no es buena estrategia.
Las cosas de calidad requieren, digamos, mimo.
Si no tienes tiempo o no puedes dedicarle mimo, quizá lo mejor sea rebajar tus expectativas de resultado y hacerlo bien. Si no tienes tiempo para limpiar la casa no friegues sin barrer. Barre bien y listo 🧹
A los equipos les pasa lo mismo.
Las prisas y las urgencias empujan a los equipos a intentar obtener resultados de altísima calidad pero dedicando mínimos recursos. Y no funciona. Y si tú sabes cómo se hace, escríbeme, quiero que hablemos.
Estamos acostumbrados a sacar muchísimo trabajo, a estar muy ocupados, a vivir “sin que nos de la vida”. Metidos en esa vorágine fregamos sin barrer pensando que el resultado va a ser como el de mi madre que tenía la casa como una patena. Vivimos con la presión de producir cada vez más.
¿Y mejor?
Bueno, ya si eso. Lo de la calidad en el resultado se ha dejado un poco de lado. En muchos casos se ha perdido la capacidad de enfocar esfuerzos, de hacer menos para hacerlo mejor y ya de paso, maximizar el impacto de nuestras acciones 🎯
Como consultor de transformación digital, o lo que fuera que pretendían hacer las compañías, escuchaba mucho la frasecita de “doing the right things right”. A mí me parece muy bonito adaptarlo al español: “Hacer lo correcto y hacerlo correcto.”
Pero se olvidó una variable, la cantidad.
“Hacer SÓLO lo correcto y hacerlo correcto”. En Kanban le llaman desperdicio, que es una palabra un poco fea así en frío, pero que creo describe un porcentaje alto de lo que hacemos en las compañías actuales.
Como manager tienes la ardua labor de separar el grano de la paja. Le llaman priorizar y es la mejor forma de llegar a todo… a todo aquello que merece la pena. Porque no todo lo que me piden merece la pena, porque no todo lo que es urgente merece la pena, porque no todo lo que parece que va a explotar merece la pena.
Con tu equipo,
❓ ¿Cómo sería tu resultado si hicieses las cosas con dedicación y mimo?
❓ ¿Cómo mejoraría el impacto en los resultados hacerlo así?
❓ ¿Qué te impide empezar a hacerlo?
❓ ¿Qué puedes hacer mañana para mejorar un 1% el mimo con el que haces las cosas?
Y tú pensarás: ¡Ay, David! Si yo te contara…
Un abrazo, David.