Hace unos años estuve trabajando para una empresa alemana que se dedicaba a la modernización de software. Sí, hace ya 15 años había software que estaba obsoleto. El tiempo digital pasa muy rápido.
Hoy va de cagadas monumentales.
Teníamos un cliente del sector seguros que quería renovar su sistema de gestión de contratos. Estaba escrito en RPG, de las siglas Report Program Generator. La primera versión del lenguaje era de 1959. Sí, ya existían ordenadores.
Eran enormes, y sólo se lo podían permitir las grandes compañías.
Nuestra forma de modernizar era disruptiva para aquel entonces, o eso nos decíamos. Nos dieron todo el código fuente que tenían y una copia de la base de datos. Nosotros leíamos el código, lo traducíamos a un lenguaje y herramientas más modernas y probábamos contra la copia de la base de datos.
Todo muy artesanal.
Mis compañeros y yo, en la oficina de España, nos dedicábamos a coger ficheros escritos en RPG, leerlos, entenderlos y reescribirlos. No he traducido el sánscrito en mi vida, pero me imagino que era algo parecido.
Pero un día…
.. un día, haciendo pruebas, escribí tres palabras que la liaron parda. Sí, sólo tres palabras. La tecnología es lo que tiene que hace fácil lo difícil.
DELETE FROM vertrag; [ENTER]
Si no sabes SQL, cosa muy normal, te lo traduzco: borrar todo de la tabla de contratos. TODO. Sin excepción, sin filtros. Y en las bases de datos no hay papelera de reciclaje. A la mierda.
Sólo hay dos emojis que describen la situación y mi estado emocional 💣 😱
Acto seguido, me enchufé a Skype y llamé al project manager: Germany, we have a problem. Mis compañeros en la oficina, un indio y un andaluz (da para unas cuantas newsletters) me miraban con una mezcla de pena, odio y liberación.
☹️ Pena por la bronca que me podía caer.
😡 Odio por cargarme la base de datos.
😮💨 Liberación de no haber sido ellos.
Nadie estamos exento de cometer errores. NADIE.
La reacción de Thomas fue ejemplar: en ese momento de crisis mantuvo la calma, me preguntó toda la información de lo que había hecho y contactó con el cliente para resolver la situación. NO HUBO BRONCA. Ni en ese momento ni después.
Años después, me he dado cuenta de una cosa. Me ha llevado apenas unos 12 años más ponerle palabras a lo que pasó aquel día. Son seis palabras. El doble de palabras que me llevaron a borrar todos los contratos de la base de datos. Apunta:
📝 Los errores pasan porque pueden pasar.
Soy un ferviente defensor de ofrecer libertad, transparencia y capacidad de acción a los equipos. Pero también lo soy de protegernos a nosotros mismos de los errores. Porque nadie somos infalible. Ninguno estamos exento de cagarla.
Como manager, una de las labores es construir sistemas de producir que se autoprotegen, es decir, que son a prueba de fallos. De los fallos conocidos. Porque los nuevos nadie los conoce. Y el ser humano somos muy creativos a la hora de crear nuevas formas de cagarla.
Después de aquel momento, nos juntamos todo el equipo, el andaluz, el indio, el alemán y yo para comentar qué había pasado y cómo íbamos a hacer a partir de entonces para evitar ese error en concreto y algunos otros parecidos.
No sólo establecimos reglas en papel, sino que hicimos cosas a nivel tecnológico para evitar, restaurar o recuperarnos de ese tipo de errores.
Cagarla nos hizo más resistentes.
Supongo que si estás leyendo estas líneas, que te diga que usar los errores para aprender es clave no te es nuevo. Sin embargo, lo que realmente marca la diferencia es usar esos errores para robustecer el proceso y sistema de producción.
❓ ¿Qué errores que se hayan cometido recientemente se podrían haber evitado?
❓ ¿Qué método podrías haber usado para que esos errores no se produjeran?
Esto lo sabían los japoneses después de la Segunda Guerra Mundial y ahora lo sabes tú.
Un abrazo, David
P.D: por suerte, no era la base de datos que estaba dando servicio a los clientes finales. Pudimos pedirle una copia de nuevo al nuestro cliente y volver a restaurarla. Fue un dolor intenso durante unos cuantos días pero lo solucionamos.
P.D: aguanté 10 meses en la empresa pero esa es una historia para contar en otro momento…
Un abrazo, David.