Si estás leyendo este mail es porque en algún momento has demostrado curiosidad por cómo gestionar equipos.
Se puede ir a la universidad para estudiar informática, filosofía, medicina o educación infantil. Pero ¿Qué universidad enseña a ser manager? No existe.
Llevo 10 años trabajando con organizaciones de todos los mercados (financiero, marketing digital, seguros, telecomunicaciones, formación) y de todos los tamaños (desde empresas familiares de unas decenas de empleados a grandes corporaciones con cientos de miles).
Ojalá me dieran 10€ por cada vez que alguien me dice «David, nosotros somos diferentes, tenemos problemas serios». No me malinterpretes, no quiero decirte que no tu organización sea especial. Bueno sí, sí te lo quiero decir.
Tu organización no es especial.
Tu organización tiene los mismo problemas que todas las demás, lo que es diferente es el contexto en el que se desarrollan. La jerarquía, los procesos, la burocracia, la tecnología, eso es diferente. Los problemas son los mismos: mala comunicación, escasez de buenos criterios de priorización, falta de empatía o ausencia de asertividad.
Lo que tiene que ver con las personas, vamos.
Las personas podemos ser seres maravillosos. Amamos, abrazamos, cantamos (algunos mejor que otros) y trabajamos. Pero también podemos ser seres «horrorosos». No colaboramos, tenemos intereses privados, gritamos e incluso nos faltamos al respeto.
Y digo «horrorosos» entre comillas porque no creo que haya una intención especial de ser malas personas. Creo que el contexto nos hace muchas veces actuar de formas que no están en línea con lo que nuestras abuelas estaría orgullosas.
No paro de leer la frase «No dejamos malos trabajos, dejamos malos jefes» y no creo que tampoco sea justo.No es que la gente se acueste por la noche pensando: «¡Qué paz y tranquilidad después de hacerle la vida imposible a la gente de mi compañía!». No me malinterpretes, no es que viva en los mundos de Yupi, es que quiero creer que la gente no es mala sino torpe.
Torpeza entendida como que cada uno actuamos de la mejor forma que conocemos para satisfacer nuestras necesidades más primitivas.
Somos resultado del contexto. Somos animales sociales.
Por lo tanto, no dejamos malos jefes. Dejamos jefes que no conocen alternativas de comportamiento en el contexto en el que desarrollan su actividad profesional.
En los últimos 10 años trabajando con personas, me he dado cuenta que lo que nos faltan son opciones alternativas de comportamiento. Cuando tenemos eso, nuestra naturaleza más social emerge para ser un miembro más de la tribu.
Cuando empecé a trabajar me habría gustado que mi jefe hubiera tenido opciones alternativas para gestionar el equipo en el que trabajaba.
Hoy soy yo el que está al otro lado y quiero ser para mis equipos ese jefe que yo no tuve.
Si has llegado hasta aquí leyendo, lo primero, gracias.
Lo segundo, quiero que estas misivas sean algo que te aporte a ti. Por eso te invito a que me respondas a alguna de estas preguntas:
❓¿Cuál ha sido la peor experiencia que has tenido como jefe?
❓¿Qué es lo que más te cuesta de la gestión de equipos?
❓Si volvieras atrás en el tiempo ¿qué te gustaría haber sabido para ser mejor manager?
Si respondes, Google sabrá que soy una persona de tu confianza y no marcará estos emails como spam. Yo quiero que me leas para que juntos sigamos aprendiendo.
Un abrazo, David.