Hace unas cuantos emails una suscriptora me escribió con temas que le gustaría leer en la newsletter (hola Cristina 👋). Entre otros me escribió esto:
“La importancia del descanso. El equilibrio entre: me flipa mi curro y me paso todo el día pegado a notificaciones y dándole vueltas a mis proyectos.”
Ya sabes que soy muy de frasecitas. De Mr Wonderfull, de Bill Gates, de San Mateo. Y hoy de mi madre.
“Hijo, de donde no hay no se puede sacar”.
Y lo ilustro con una situación personal. Hace unos meses participé en una carrera larga de montaña. Había estado ocho meses entrenando y la carrera salió muy bien. Después de la carrera, los últimos meses me los he tomado de no entrenar.
Sigo muy activo para la media de la población, pero sin presión. Me gusta esforzarme en cada actividad que hago, pero no me exprimo. Ese puntito de esfuerzo y lucha tiene algo que no he conseguido con ninguna otra cosa. Así que pongo el dial de intensidad hacia la mitad.
Pero ya no.
Me he apuntado a otra carrera larga que se celebra dentro de cuatro meses. Y he vuelto a entrenar. Cuando tengo un objetivo me pongo en serio. El dial de intensidad sube del último cuarto hacia arriba.
Pero el otro día reventé.
Salí a hacer un entrenamiento largo y desde el minuto 1 me encontré vacío de energía, subido de pulsaciones y con pocas ganas de esforzarme. Y se me apareció mi madre para recordarme que “de donde no hay…”.
Los días anteriores había tenido cierto estrés por el trabajo, mucha vida social (ya conté que soy bastante introvertido y esto me descarga un poco la pila) y arrancar a entrenar después de varios meses a medio gas es un desgaste físico.
Y tiene que ver con gestión de equipos.
Entrenar para una carrera larga es una cosa de mantener un ritmo sostenible en el entrenamiento. De la misma forma que ejecutar proyectos, construir productos o ofrecer servicios requiere un ritmo sostenible en la entrega.
Las palabras clave aquí son ritmo sostenible.
Y como manager de un equipo es tu responsabilidad es que el equipo pueda mantener ese ritmo sostenible. Porque cuando alguien te dice “sólo te pido un esfuercito para la siguiente entrega” y hay una entrega cada quince días, como que no es sostenible.
Porque cuando exprimes al equipo, o el propio equipo se exprime, que también ocurre, éste se vacía. Y, entonces, la frasecita de mi madre: de donde no hay no se puede sacar.
Ese mismo día que reventé entrenando, terminé el entrenamiento. Pero no me exigí un ritmo concreto, de hecho no me exigí nada, ni si quiera me exigí terminar el entrenamiento. Me permití simplemente tener el dial del esfuerzo al mínimo. Al ralentí.
Lo terminé. Y después rellené.
Quizá esto sea invocar al Sr. Obvio pero para poder sacar de un sitio tiene que haber algo que sacar. Y si no hay nada, entonces hay que meterlo.
Para poder entrenar, hay que tener calorías disponibles en el cuerpo, hay que haber dormido bien y haber recuperado del anterior entrenamiento.
Cuando un equipo se exprime se vacía. Y cuando se vacía tiene que recargarse. Tiene que ir al ralentí para tener tiempo de disfrutar de lo que hace, para leer y formarse y así tener ideas nuevas y frescas disponibles.
Recargarse intelectualmente.
Y seguro que si estás leyendo esto, como manager te estarás preguntando ¿y qué puedo hacer yo para que esto no pase o si pasa reconducirlo?
Para que no pase, la mejor de las estrategias es fijar acuerdos explícitos de equipo. Explícitos. Acordados por todos. Por escrito.
Pocos equipos se paran a acordar cosas como cuándo se puede esperar respuesta urgente de alguien, en qué canal de comunicación, qué temas son realmente urgentes, cuáles deben ser los horarios de desconexión del equipo (o de cada persona, que las circunstancias personales son muy dispares).
Si ya ha ocurrido, suelo utilizar la expresión cambiar la rueda mientras sigues compitiendo. La clave en estos casos es planificar lo realmente importante y descartar lo no importante. ¿Y lo urgente? Pues lo urgente importante atenderlo (previo acuerdo del equipo de qué es lo realmente urgente). Y lo urgente y no importante… descartarlo.
A veces hay que dejar caer pelotas de goma para darse cuenta de que no se rompen…
Y tú con tu equipo ¿Qué acuerdos necesitarías fijar para mantener un ritmo sostenible? ¿Qué temas de tu equipo son realmente urgentes? (no, todo no puede ser urgente) ¿Qué formas tiene tu equipo de recargarse cuando se ha vaciado?
Sólo cuando metes puedes sacar porque de donde no hay…
Un abrazo, David.
P.D: hola Mamá 👋