El otro día un amigo (hola Felipe 👋🏼) compartía una historia que llegó a sus oídos. Una persona que cuidaba de un niño estaba usando imágenes y vídeos en RRSS para monetizar su canal. 💰
¡Sin permiso! 😱
La newsletter de hoy no va de privacidad, va de las obviedades y el sentido común. 🤔
El caso concreto es que la mamá del pequeño estaba trabajando desde casa cuando escuchó a la persona que tenían empleada en casa hablando. Su labor era el mantenimiento de la casa y el cuidado del niño.
En esa conversación, que podría haber sido una conversación cualquier con su familia, escuchó algo que le llamó la atención: “Thanks for watching!”. La mamá flipó. 😮
Se puso a investigar 🕵️
Navegando a través de Facebook encontró dos perfiles públicos de esta chica con vídeos y fotos no sólo del niño en la casa, sino también en la calle, en el barrio. Lo hacía fácilmente localizable.
La cosa es que navegando por los contenidos, vio comentarios del estilo: “Thank’s for following me. Let’s make money!”. Estaba intentando monetizar el día a día del niños. 💰
Error de multa y cárcel… 🚔👮
Lo he comentado en mi entorno más cercano, muy afines a mis preocupaciones sobre mi privacidad y la de mis hijos, y todos hemos visto que este comportamiento está fuera de lugar. Obvio. De sentido común.
Pero ya sabemos que el sentido común no es tan común como sospechamos y que a veces hay que ser un poco enemigo de lo obvio. 💭🤔
Como en los equipos.
A menudo damos por obvio temas que consideramos de sentido común. A todos nos pasa, no debería ser un problema hasta que alguien decide monetizar la vida de tu hijo. 😕💰
Las relaciones se establecen en base a unos acuerdos. En la mayoría de los casos los acuerdos son implícitos, es decir, no se ponen tal cual sobre la mesa. En las parejas un acuerdo implícito en nuestro contexto cultural es que no habrá sexo fuera de la pareja. 💏❌
A menos que acuerdes lo contrario.
Por su parte, las parejas abiertas ponen sobre la mesa cómo quieren gestionar el tema del sexo fuera la relación. ¿Con quién pueden? ¿Con quién no pueden? Si se lo cuentan entre ellos. Lo que sea. Lo hablan y lo acuerdan. 💬
Hay poca cultura de establecer acuerdos de trabajo explícitos en los equipos. ¿Cómo nos vamos a comunicar? ¿Cada cuánto? ¿A través de qué medios? ¿Con quién podemos compartir información delicada? ¿Con quién no podemos compartirla? ¿Cómo se fijan y siguen los objetivos? ¿Cada cuando?
“Hombre, David, más o menos lo sabemos…”
Claro, hasta que alguien envía un email al cliente con toda la información del cliente incluyendo la gestión económica interna porque “somos transparentes”. Si somos transparentes, es obvio que hay que compartir toda la información. 📉
Igual que para la mamá del pequeño era obvio no compartir imágenes, vídeos o datos del pequeño, para la persona empleada no tenía ni la etiqueta de ser algo malo. Mucho menos que fuera un delito.
Las bases de las relaciones, sean personales y profesionales, se basan a menudo en construir la confianza. La confianza se basa en establecer las normas que regulan la relación y ello pasa por tener conversaciones donde se establezcan acuerdos de equipos.
Revisables 📝
Es decir, no se trata de picarlos en piedra y que sean las sagradas escrituras sino que pueden volver a ponerse sobre la mesa para revisarlos. Y quien dice revisarlos dice eliminarlos, ampliarlos o modificarlos. Lo que haga falta siempre que sean acuerdos mutuos entendidos de la misma forma por ambas partes.🤝
Una buena forma de detectar acuerdos no establecidos correctamente suelen ser los malentendidos. Cosas que damos por supuesto y que ocurren en el equipo de forma diferente a lo esperado.
En ese sentido, ¿qué normas te serían útiles hacer explícitos y acordar? Anótalos y trabájalos con tu equipo.
Un abrazo, David.
P.D: mi amigo ha escrito un anexo junto con unos abogados para incluir en los contratos de servicios de cuidado a menores. Además de un texto legal, es una excusa para tener la conversación sobre lo obvio y establecer las normas con algo tan delicado como la privacidad de un niño.
P.D: mi amigo no soy yo 😅