La semana pasada me escribí con un suscriptor de la newsletter y le pregunté sobre qué tema le gustaría leer. Él me dio la temática (hola Carlos) de la newsletter de hoy.
Hace unos años me metí de fondo en el asunto de hacer mi propio pan. Empecé con levaduras frescas, pasé a las levaduras secas y terminé con masa madre. Mi propia masa madre. Muy friki.
Cuando hablaba con mis padres del tema me contaban que en el corazón de las Hurdes, en Cáceres, de dónde son mis cuatro abuelos, se hacía pan una vez a la semana.
Atento al proceso porque tiene que ver con la confianza en los equipos.
Por aquel entonces sólo había uno o dos hornos en el pueblo. No diré que lo tenían los más ricos porque no es les hace justicia. Allí el más rico era muy pobre. Los que tenían el horno lo encendían para que cualquiera pudiese hornear.
Por un módico precio te alquilaba el horno.
Tú llevabas la materia prima y ellos ponían el calor refractado.
Por aquellos años no existían las levaduras químicas como hoy en día. No ibas a frigorífico del supermecado cogías el paquetito de levadura y, eah, a hacer pan. No había levaduras, ni frescas ni secas. Ni frigoríficos. Se usaba masa madre.
Cuando empecé a hacer mi propio pan, lo de la masa madre me parecía una tecnología extraterrestre alejadísima de lo que después descubrí. La masa madre no es más que harina y agua. Bueno y paciencia.
Harina, agua y paciencia.
No ha lugar ahora ponerme a exponer el proceso completo de creación de masa madre. La cosa es que en unos 5 o 7 días puedes tener tu propio fermento para hacer pan.
El proceso de hacer pan era el mismo: ponías masa madre, harina, agua y sal. Mezclabas, dejabas fermentar y partías en trozos. Fácil y sencillo. Obviamente no se hacía masa madre todas las semanas.
Atención que viene la clave.
De cada hornada de pan, se guardaba un trocito sin hornear en un botecito. La masa madre, de la que todo nace. De tal forma que cada vez que se quería hacer pan se ponía: un trozo de masa (madre), harina, agua y sal.
Para hacer pan, se ponía pan.
Carlos, me comentaba que le gustaría leer sobre la confianza en gestión de equipos y creo que de todo lo que puedo contar el proceso de la masa madre es la mejor forma de entenderla.
Para que haya confianza en un equipo hay que poner confianza. Hello Sr. Obvio 👋🏼
Lo planteo desde el otro lado. Cuando la confianza se rompe en un equipo, se genera una dinámica circular que sólo tiene un punto de ruptura. Dejamos de confiar en el equipo y, por lo tanto, empezamos a hacer una gestión más cercana. Damos indicaciones cada vez más concretas porque “cómo voy a confiar en ellos si ya me han fallado”.
El bucle está servido.
No confío y les controlo. Tu equipo se da cuenta de que los controlas y, por lo tanto, desconfían. Tú no te fías y ellos no se fían. Infinite loop. La única forma de solucionar este bucle infinito es con la técnica de la masa madre.
Para hacer pan hay que poner pan. Para que haya confianza hay que poner confianza.
De la misma forma que cuando haces tu propia masa madre por primera vez, cuando un equipo empieza a trabajar juntos es fácil crear un contexto de confianza. Harina, agua y paciencia. Transparencia, comunicación y feedback.
La cosa está en cuando no hay confianza. Ahí el manager tiene que hacer el esfuerzo de ponerla.
No hay más receta, para confiar en tu equipo tienes que confiar. Deberás dar saltos de fe, dejarles hacer cosas que, a priori, sabes que no harán o que lo harán mal. La confianza es eso.
Recuerdo que un CEO me dijo una vez: David, pero es que eso que me dices es como si mi hijo me dice que quiere conducir a 120 por una carretera de montaña, va a tener un accidente y las consecuencias van a ser mortales.
Traigo otro dicho: los experimentos en casa y con gaseosa.
No pretendo que hagamos el kamikaze, pretendo que podamos ganarle terreno a la desconfianza con hechos. Sólo cuando confirmamos que podemos confiar, se construye confianza.
Quizá las primeras acciones que delegas con confianza sean pequeñas cosas. No importa, la clave es que puedas ir construyendo confianza a base de confianza. A medida que se va corroborando que hay habilidad, capacidad y actitud, entonces se puede ir aumentando el rango de acciones.
- David, ¿y si la cagan?
Si la cagan, tú confía. No te queda otra. Para construir confianza hace falta confianza. Sobre todo, aléjate del reproche. Si los primeros pasos no van bien olvídate de frasecitas del rollo:
- Ves, es que son una panda de zotes. Es imposible confiar en ellos.
No digo que sea fácil, digo que es la única forma de construir confianza. Puedes no querer hacer el esfuerzo.
Nada que objetar.
La cosa está en que si lo que quieres es construir confianza en un equipo, necesitas confianza. Igual que para hacer (buen) pan necesitas pan.
Y habrá quien esté pensando: ¿existe el equivalente a la levadura en la confianza para los equipos?
Yo no la he encontrado. Si tú conoces la levadura de la confianza te escucho.
Un abrazo, David.